Una esposa de fe visible
Basado en 1Pedro 3:1-2
Pedro continúa su enseñanza sobre la sumisión en distintos ámbitos: primero al gobierno, luego a los amos, y ahora se dirige al ámbito más íntimo: el hogar. Aquí no está promoviendo desigualdad, sino mostrando cómo la sumisión voluntaria, motivada por amor a Dios, tiene un poder transformador.
“Asimismo” – Una sumisión reflejo de Cristo
La palabra “Asimismo” conecta con el ejemplo de Cristo en 1 Pedro 2:21-25. Las esposas cristianas están llamadas a reflejar esa misma actitud de sumisión voluntaria y piadosa en el contexto del matrimonio.
En el siglo I, era revolucionario que una mujer adoptara una fe diferente a la de su esposo. El llamado de Pedro no es cultural, sino contracultural. Ella no debía abandonar a su esposo, sino ganar su corazón con una fe vivida.
“Estad sujetas a vuestros maridos” – Un mandato con propósito
Pedro no dice “a todos los hombres”, sino “a vuestros maridos”. La sumisión está limitada al orden establecido por Dios en el hogar y no implica inferioridad.
Sumisión no es inferioridad: Jesús se sometió al Padre, pero nunca fue menos que Él (Filipenses 2:6-8).
Sumisión como orden: La palabra griega implica colocarse “bajo orden”, como un soldado en una estructura de autoridad.
Un testimonio sin voz
Pedro propone un método evangelístico radical: ganar al esposo no creyente sin palabras, sino por medio del testimonio visible.
A veces las palabras estorban lo que una vida piadosa puede lograr.
El énfasis no está en predicarle constantemente, sino en vivir una fe tan real y respetuosa que impacte. El respeto, la conducta pura y la sumisión no fingida son herramientas poderosas para mostrar el evangelio en acción.
Esto es más que “aguantar” o “callar”; es una fe activa y confiada en que Dios puede obrar en el corazón del esposo.
Cuando la autoridad exige lo contrario a Dios
Pedro mismo enseñó que cuando la autoridad contradice a Dios, debemos obedecer a Dios antes que a los hombres (Hechos 5:29). La sumisión nunca incluye pecado, idolatría o abuso. Pero aún cuando una esposa no pueda obedecer, puede someterse al proceso y confiar en Dios.
Una esposa piadosa nunca está sola. Está bajo la mirada y el cuidado de Dios, aun en circunstancias difíciles.
Para meditar:
¿Qué significa para ti vivir una fe que se ve más que se oye?
¿Qué áreas de tu vida podrían ser un testimonio silencioso pero poderoso del evangelio?
Llamado a la acción:
Esta semana, ora por tu conducta más que por tus palabras. Pide al Señor que tu vida sea un reflejo claro de su gracia, sobre todo en tus relaciones más cercanas. Confía en que Él está obrando, incluso cuando no ves resultados inmediatos.